martes, 16 de mayo de 2017

EL EMPODERAMIENTO EN SALUD MENTAL


En este escrito vamos a tratar el tema del empoderamiento en salud mental y vamos a centrarnos en el empoderamiento del usuario/a y del cuidador/a en la salud mental
En el contexto de salud mental, la palabra empoderamiento se refiere al grado de elección, influencia y control que los usuarios de los servicios de salud mental pueden ejercer en los acontecimientos  que se producen en sus vidas. La clave del empoderamiento es la eliminación de los impedimentos formales e informales, así como la transformación de las relaciones de poder entre individuos, comunidades, servicios y gobiernos.
En el pasado, las personas con problemas de salud mental no han tenido voz. Ni ellas ni sus familias participaban en  la toma de decisiones cuando acudían a los servicios  de salud mental, y continúan estando en riesgo de exclusión social y discriminación en todas las facetas de la vida.
Está demostrado que la falta de influencia y control puede conducir a resultados  negativos para la salud. Por el contrario la habilidad para ejercer control e influencia, puede actuar como un factor protector  en situación de riesgo de enfermedad, incluso  existiendo un nivel de estrés elevado. Hay pruebas  en diferentes campos que sugieren  que empoderar no es sólo un conjunto de valores, sino que también produce resultados positivos, como son: aumento del bienestar emocional, independencia, motivación para participar y mayores estrategias efectivas para sobrellevar la enfermedad.
Por eso, mejorar el empoderamiento de los usuarios de los servicios de salud mental produce beneficios tangibles en el aspecto biológico, psicológico y social lo que incluye aumento de la autoestima, un mayor sentido de conexión con los grupos sociales locales y una implicación significativa en la sociedad.
El proceso de empoderamiento exige actuar en varios niveles: social/estructural, provisión de servicios y desarrollo profesional, comunitario e individual.
Teniendo en cuenta las consideraciones arriba expuestas, la actuación para empoderar al usuario y al cuidador debe cubrir los siguientes aspectos y en  los cinco niveles mencionados. La protección de los derechos humanos de los usuarios de servicios y lucha contra el estigma y la discriminación. Garantizar unos cuidados de alta calidad y la responsabilidad de los servicios. El acceso a la información y a los recursos. La inclusión en la toma de decisiones. Y disponer de capacidad de organización en el ámbito local para reclamar ante las instituciones y las estructuras gubernamentales.
Taller de periodismo del CRIS


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