A medida que los migrantes y los refugiados se vuelven más vulnerables al
riesgo de desarrollar enfermedades transmisibles y no transmisibles en
comparación con la población de acogida, es necesario que tengan acceso
lo más temprano posible a servicios sanitarios de calidad, en iguales
condiciones que el resto de la población. Esta es la mejor manera de salvar
vidas y de reducir los costes de tratamiento, así como de preservar la salud
de los ciudadanos.
Con esta afirmación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta
su nuevo informe sobre la salud de los refugiados y los migrantes en
la Región de Europa.
El documento, preparado en colaboración con el Instituto Nacional de
Salud, Migración y Pobreza de Italia (INMP), resume los datos
disponibles más recientes sobre la salud de los refugiados y los
migrantes en la Región de Europa de la OMS (a partir de la revisión de más de
13.000 documentos) y las respuestas del sistema de salud relacionadas con los
aspectos de salud pública de la migración, así como los avances logrados por
los países en este ámbito.
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Tal y como señala la Organización, la salud de los refugiados y los
migrantes se ha convertido progresivamente en un tema de interés común para
todos los Estados miembros; sin embargo, en la actualidad, no existen
indicadores o estándares globales o regionales al respecto, y no se
implementa ningún marco global o regional para la recopilación de datos
estandarizada y de rutina, por lo que, consecuentemente, hay una
escasez de datos de salud científicamente válidos y comparables sobre
las poblaciones de refugiados y migrantes.
Por ese motivo, mediante este informe, la OMS pretende crear una base de
evidencia para ayudar a los Estados Miembros de la Región Europea -y otras
partes nacionales e internacionales interesadas-, a promover la salud de los
refugiados y migrantes mediante la implementación de la Estrategia y
el Plan de Acción para la Salud de los Refugiados y Migrantes, que
incorporan las áreas prioritarias enumeradas en Salud 2020, el marco de políticas
de la Región de Europa de la OMS para la promoción de una salud y bienestar
equitativos.
Según se recoge en el documento, los efectos del proceso migratorio, los
determinantes sociales de la salud y los riesgos y exposiciones en los
entornos de origen, tránsito y destino, interactúan con factores biológicos y
sociales para crear diferentes resultados de salud.
Concretamente, en relación con los trastornos mentales en
refugiados y migrantes, la OMS pone de relieve la considerable variación
en torno a su prevalencia, en función de la población estudiada y la
metodología de evaluación.
Asimismo, indica, "los factores de riesgo para problemas
de salud mental pueden experimentarse durante todas las fases del
proceso migratorio y en el asentamiento en el país de acogida". A
este respecto, recogemos las principales conclusiones del informe con
respecto a los problemas de salud mental:
Depresión y ansiedad
La prevalencia de la depresión y la ansiedad tiende a ser mayor que
en las poblaciones de acogida, pero la variación por grupo de migrantes y en
los métodos utilizados para evaluar la prevalencia dificultan el
establecimiento de conclusiones firmes. Por ejemplo, la prevalencia informada
de depresión en la población refugiada y migrante varió de 5% a 44%, en comparación
con una prevalencia de 8 a 12% en la población general. Igualmente, las tasas
para los trastornos de ansiedad en los grupos de refugiados también varían
ampliamente, del 20,3% al 88%.
Algunos estudios evidencian que la demora en el tiempo del proceso de
solicitud de asilo está relacionada con el desarrollo de la depresión y otros
trastornos mentales. Las malas condiciones socioeconómicas, como el desempleo
o el aislamiento, se asocian con mayores tasas de depresión en los migrantes
y refugiados después del reasentamiento.
Trastorno por Estrés Postraumático
Los refugiados y los migrantes, especialmente los solicitantes de asilo y
los migrantes irregulares, pueden estar expuestos a diversas experiencias
traumáticas en todas las fases del desplazamiento y la migración, no solo en
sus países de origen. Los refugiados que han estado expuestos a experiencias
muy estresantes y amenazantes muestran un amplio rango en la
prevalencia de trastorno por estrés postraumático (de 9% a 36%) en
diferentes estudios, en comparación con el 1% a 2% en las poblaciones de
acogida. La comorbilidad con depresión y ansiedad es muy común y algunas
investigaciones han mostrado que, hasta el 40% de los refugiados en
la Región Europea de la OMS con trastorno por estrés postraumático, tenía
depresión clínica.
Uso de alcohol y otras sustancias
Hay poca evidencia de que las vulnerabilidades en las poblaciones de
refugiados y migrantes deriven en el uso y abuso de sustancias, y algunas
investigaciones han mostrado tasas más bajas de abuso de sustancias y alcohol
entre los refugiados y migrantes; empero, en base a los datos, la prevalencia
de tabaquismo ha sido mayor.
No obstante, la evidencia existente sugiere que factores como
los problemas de salud mental, el estrés de adaptarse al nuevo entorno, el
desempleo y la experiencia previa en la guerra podrían contribuir a
incrementar el consumo de sustancias.
En esta línea, la OMS manifiesta que, pese a la limitada evidencia sobre
el consumo de alcohol y otras sustancias entre los refugiados y los
migrantes, es esencial que la prevención y el tratamiento del uso de
sustancias se integren en los servicios ofrecidos a los refugiados y
migrantes, como parte de una estrategia de salud pública bien informada para
promover la salud de los refugiados y migrantes.
Psicosis y esquizofrenia
Los trastornos psicóticos solo se han evaluado en estudios clínicos y no
en estudios poblacionales, lo que, en palabras de la OMS “hace
imposible informar de su prevalencia”. La evidencia limitada sugiere que
los refugiados tienen un mayor riesgo de trastornos psicóticos en
comparación con la población de acogida y los migrantes, siendo el riesgo
elevado más pronunciado en los hombres refugiados.
Otros estudios sugieren que la experiencia migratoria y el estatus de
minoría étnica son menos influyentes que los factores sociodemográficos y las
experiencias de trauma en la infancia.
Salud mental infanto-juvenil
El informe subraya el rol de la migración como factor de riesgo
para la salud mental de niños y adolescentes, predominando,
principalmente, problemas internalizados (TEPT, depresión y ansiedad),
asociados con la exposición a la violencia y el estrés migratorio. Por el
contrario, la investigación no es concluyente con respecto a los problemas
externos, como el trastorno de conducta o la hiperactividad, aunque los niños
desplazados y migrantes tienen más probabilidades de verse afectados.
Los datos revelan que el estado de salud mental de los niños refugiados e
inmigrantes es, a menudo, más bajo que el de la población de acogida dentro
de la Región Europea de la OMS. En esta misma línea, se ha observado
que las tasas más altas de trastornos psiquiátricos -como depresión,
trastorno por estrés postraumático y ansiedad- son más comunes entre los
niños nacidos en el país de asentamiento de los padres nacidos en otro lugar
que en los niños de la población de acogida.
Asimismo, se han detectado mayores tasas de intentos de suicidio un mayor
riesgo de experiencias psicóticas entre los niños refugiados y migrantes, en
comparación con las poblaciones de acogida.
Por otro lado, la evidencia de la investigación realizada en Noruega,
España y Suecia sobre la salud de los niños refugiados y migrantes generalmente
describe una menor prevalencia del consumo de alcohol y sustancias entre los
jóvenes refugiados y migrantes en comparación con la mayoría de la población.
Una excepción es el uso de drogas ilícitas en Suecia, que parece ser
significativamente mayor en los jóvenes refugiados y migrantes que en los
jóvenes de la población de acogida, en particular, para los migrantes
procedentes de otros países europeos. Se han hallado también diferencias
entre los grupos de migrantes: aquellos que proceden de Asia muestran un bajo
consumo de cannabis en Noruega y un bajo consumo de alcohol en Suecia.
A juicio de los autores de este informe, una posible explicación
de esas diferencias es que las normas en los países de origen de los
refugiados y migrantes continúan influyendo en sus comportamientos.
Salud mental de menores no acompañados (MENA)
Los niños no acompañados que buscan asilo forman una población con un
riesgo de problemas de salud mental particularmente elevado, lo que, según el
informe, puede estar relacionado con su mayor riesgo de eventos
traumáticos en la vida, como la violencia relacionada con los conflictos,
haber sido testigo y/o sufrido eventos amenazantes, haber padecido abuso
físico y sexual, o haber perdido un pariente cercano o cuidador.
Los estudios indican que los menores no acompañados muestran tasas
más altas de depresión y síntomas de TEPTen comparación con otros grupos
de refugiados o con niños que estuvieron acompañados por un adulto durante la
migración.
Si bien todavía existe una amplia variación en la prevalencia de
problemas de salud mental entre los menores no acompañados en los Estados
Miembros de la Región Europea de la OMS, la evidencia sugiere que los
desafíos de salud mental en esta población suelen aparecer, con frecuencia, a
largo plazo.
Salud laboral
Los migrantes laborales constituyen el grupo más grande de migrantes a
nivel mundial. Estas personas ven como sus condiciones de empleo varían
drásticamente, al igual que los riesgos para la salud de los puestos de
trabajo y el acceso a la protección social y de la salud. En base a los datos
existentes, los problemas de salud mental, junto con los
musculoesqueléticos y los respiratorios, son los problemas relacionados con
el trabajo más comúnmente reportados entre los migrantes laborales.
Salud perinatal
Debido a los problemas de salud física, muchas mujeres migrantes
padecen problemas de salud mental durante o después del embarazo,
principalmente depresión posparto. En Portugal, por ejemplo, el riesgo de
depresión posparto es más de seis veces mayor en las madres migrantes que en
la población en general. Los factores determinantes de los problemas
de salud mental materna o postparto o la depresión entre las mujeres
refugiadas y migrantes en Europa, incluyen: aislamiento social, falta de apoyo
socioemocional, barreras del idioma, problemas con la pareja/familia,
conflicto cultural, ser madre soltera, depresión previa o no estar en
contacto con su pareja, entre otros.
Trata de personas
Los efectos en la
salud de la trata (por ejemplo, de abuso físico, psicológico y sexual) y las
necesidades de salud de las víctimas de trata, se relacionan
principalmente con la mala salud mental, la depresión, el TEPT, los
pensamientos suicidas y el uso de sustancias (drogas, alcohol…).
En relación con el acceso a los servicios de atención, el informe pone de
manifiesto el papel fundamental que desempeña la discriminación como barrera
para acceder a la atención. Según los estudios, la discriminación
puede causar problemas de salud mental, lo que posteriormente conlleva a
problemas con la salud física. De hecho, la percepción de discriminación
puede derivar en enfermedades crónicas (enfermedades cardiovasculares y
diabetes) e indicadores generales de problemas físicos, como, por ejemplo,
dolores de cabeza. Vinculado con la discriminación está el tema de la
integración del refugiado o migrante en la nueva comunidad de acogida. Los
refugiados y los migrantes que viven en Estados Miembros de la Región con
políticas de integración menos favorables (excluyentes) han reportado peores
resultados de salud (mortalidad por diversas causas y síntomas depresivos).
Lamentablemente, la salud mental está altamente estigmatizada en
muchas partes del mundo y existen diferencias culturales en cuanto a los
conceptos de salud mental y física. La OMS alerta de una mayor
autoestigmatización entre los migrantes, lo que puede influir negativamente
en su propósito de buscar ayuda, y, a largo plazo, podría conllevar tasas más
elevadas de hospitalización.
El informe afirma que, independientemente de la prevalencia real de
trastornos mentales en refugiados y migrantes, en aquellos países con
un alto número de migrantes habrá un número significativo de trastornos
mentales. Si bien los resultados de estos trastornos están muy
influenciados por el grado de integración social, es probable que muchos
migrantes requieran atención de salud mental. Empero, generalmente, hay una
falta de servicios de salud mental en la Región.
En este sentido, lamenta la falta de existencia de un protocolo sobre el
uso o los resultados de la atención de salud mental para los migrantes en
situaciones vulnerables y, en general, la escasez de recursos humanos y
económicos culturalmente apropiados, así como de servicios de salud mental
para solicitantes de asilo, resaltando la trascendencia de los
servicios psicológicos de salud mental.
La OMS concluye su documento recordando que “aún queda mucho por hacer
para avanzar hacia sistemas de salud adaptados a las necesidades de los
refugiados y los migrantes”.
Se puede acceder al informe desde la página Web de la OMS,
o bien directamente a través del siguiente enlace:
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martes, 12 de marzo de 2019
La OMS advierte del estigma de la salud mental en muchas partes del mundo
lunes, 4 de marzo de 2019
MUJER Y SALUD MENTAL
Compartimos con vosotros un estudio acerca de las necesidades y demandas de las mujeres con problemas de salud mental.
Estudio mujer y salud mental
Necesidades, demandas y propuestas.
El objetivo general de este estudio consiste en realizar una aproximación a las principales demandas y necesidades de las mujeres con problemas de salud mental en la red asociativa de Castilla y León, para así definir las futuras medidas encaminadas a mejorar su inclusión social plena tanto en la red asociativa y federativa como en el medio comunitario y social en el que viven. Dentro de estas necesidades específicas se tratan temas como el empleo y la formación, la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos, la imagen social, el antoconcepto y autoestima, la autonomía y participación, el nivel de vida y la protección social, etc.
Para este estudio han participado 253 personas: 81 mujeres con problemas de salud mental, 76 mujeres cuidadoras y 71 profesionales de la red asociativa Salud Mental en Castilla y León.
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